Pinto si, pero no tanto como imaginé, pero mi vida pasa
por no hacer demasiado aunque la casa se ha visto beneficiada por algunos
arreglos largamente postergados.
Me está esperando |
Uno de esos impulsos reparadores llegó hasta el sillón
azul, que de nuevo tenia la virtud de reclinarse, hasta casi convertirse en una
cama. Cuestión que por vaya a saber que designio del destino, esa habilidad
quedó reducida a la nada, simplemente un sillón al cual había que mover con
cuidado so pena de que uno quedase sepultado en sus vericuetos más íntimos.
Una mañana me levanté muy temprano 9:30, (bueno no tan de
madrugada) desayuné agarre el sillón lo saqué al patio, lo partí en dos, miré
ambos medios sin saber muy bien que se había roto y que había que hacer para
unirlos de nuevo. Finalmente como para ver un poco mejor, puse la parte del
asiento patas para arriba sobre la mesa, de la parte de abajo le arranqué un
liencillo plástico blanco que no me dejaba ver, coloqué la base encima del
asiento y … eureka, me di cuenta que los tornillos que una vez tuvo, para
sostener las partes unidas no estaban más. Ocho tornillos más tarde, baje el
sillón al piso, moví el espaldar hacia atrás, el apoyo para las piernas salió
correcto y lo que es mejor, también hizo a la perfección el trayecto inverso.
Cargué de nuevo el sillón lo devolví a su lugar, hice la
prueba de uso pesado, es decir me recliné y salí de la posición varias veces y…
¡todo bien! Qué siesta que hice a la tarde. Televisor a toda vela en un canal
de documentales que a cada rato me gritaba para que me despierte, yo ni bola
que le di.
Esta bien este artilugio es para descansar, pero arreglé
también el cuarzo del baño, que durante años funcionó a media máquina, remplacé
viejas teclas de encendido de luces y tomas por las modernas. Arreglé una centenaria puerta
heredada de Ombú que necesitaba una urgente operación para evitar la cirugía de
tener que invertir una pila de plata para comprar y colocar una nueva.
También pinté, dos cuadros. Están esperando el toque
final, seguro que en breve verán la luz en face y en este blog.
Ahora se me ha dado por escribir estos opúsculos. Es como una necesidad que me ha surgido de pronto. Según Inés porque
el cerebro no está recalentado como cuando estaba en la redacción del diario y
si siempre me fue fácil escribir, ahora también me resulta placentero. Muy
placentero, diría.
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