jueves, 2 de diciembre de 2010

martes, 8 de junio de 2010

Ombú entre nostalgias, tristezas y alegrías

Las cosas para Ombú parecen marchar hacia una gran fiesta, aunque la realidad de hoy, contrasta notablemente con lo que alguna vez fue, como lo confirma un viejo libro editado en los años 40 por los ferrocarriles, entonces en manos de sus constructores compañías inglesas, en donde hablaba entres otras cosas de los servicios públicos que se prestaban. Ellos eran: correo, una estafeta a cargo de Ricardo Clemente Scilironi, quien merece un capítulo esencial en la historia del pequeño terruño, ferrocarril y telégrafo, en este caso a cargo del jefe de le estación Eugenio de Bellis. También el anuario revelaba la existencia de 891 habitantes, obviamente que no estaban nucleados en el mismo Ombú, pero un número al que se llegaba fácilmente contando a quienes vivían en las estancias y establecimientos agropecuarios cercanos. Quienes por otra parte hacían todas sus compras en el almacén de ramos generales, El Caburé, que era donde funcionaba la estafeta y obviamente su propietario era Scilironi. Apuntaba más arriba de las diferencias, las que debieran ser al revés de lo que son, es decir, ahora debiera haber más cosas en Ombú y la realidad es que hay menos. El ferrocarril está, pero no está, ya que salvo algún esporádico tren operativo de cereales, sus vías yacen ociosas. La estación está cerrada y una familia habita la casa estación. Lo que sería la casa del cambista, es tierra de nadie, la casa de cuadrilla de vías y obras hace muchos años que se encuentra deshabitada, ya no siquiera los linyeras usan sus paredes para refugiarse. El edificio del almacén fue demolido, un puesto policial que existía en una de las esquinas de los caminos que llegan hasta el lugar, no existe más, como así tampoco los árboles que le prestaban sombra. La casa del capataz de cuadrillas no está mal y sólo quedan los árboles como testimonio. Queda si la Escuela, la que luce lozana y plena de actividad y gracias a ella Ombú sigue siendo un punto de encuentros de mucha gente que vibra y siente por Ombú. ¡En fin!, hay cosas que marcan tristeza y nostalgia y hay otras cosas que marcan alegría y ganas de hacer, obviamente entre estas cosas figura el festejo por el aniversario, que será con una cena y baile el 30 de octubre cobijada en una carpa. Ya que ni los grandes galpones del ferrocarril quedan para esos menesteres, tal como fue tradición.

lunes, 10 de mayo de 2010

La organización avanza

A medida que avanzan los días lo que parecía una utopía, mi idea de festejar los cien años de Ombú, se van convirtiendo en realidad; una realidad mucho más concreta y palpable que lo que fue aquellas ideas tiradas a los medios de comunicación de Coronel Suárez y Huanguelén. A fines del año pasado se me vino de golpe a la cabeza que si se le suman 100 años a 1910 nos deposita en 2010. Si para muchos lugares festejar un centenario fue importante, por qué no para Ombú. A partir de ese momento me decidí a instalar el aniversario en el inconsciente colectivo de la comunidad y la maniobra tuvo su rédito. Cuando realizamos la primera reunión con la Cooperadora de la Escuela, las cosas pasaron de ser una utopía a una realidad, para regocijo de mi espíritu de ombuense, (espero que ese sea el gentilicio). Las cosas que había imaginado para que la gente del lugar tomen la idea, aunque sea a regañadientes, quedaron enterradas muy lejos, porque el entusiasmo de las maestras, de los vecinos y de la gente de la Cooperadora superó cualquier expectativa que hubiese podido llegar a tejer. El sábado 30 de octubre al amparo de una carpa vamos a festejar en grande, como siempre fueron als fiestas en Ombú, con una cena y un baile, nada novedoso, pero si lo suficientemente atractivo como para que en Huanguelén, una suerte de papá de mi pequeño mundo, haya un marcado entusiasmo, tanto que en las tres reuniones que hemos hecho, han pasado más de 50 personas dispuestas a darnos una mano. Cuestión que de todo ello ha surgido este definitivo esquema para la celebración del 30 de octubre, día elegido porque es el que más cerca está de lo que podría denominarse como el primer día de vida de la estación, ya que el martes 1 de noviembre de 1910, llegó procedente de Pigüé el primer tren y con ello quedó oficialmente habilitado el ramal, pero hasta Ombú, ya que el puente negro, no estaba terminado, de forma tal que ese pequeño punto del mapa se convirtió momentáneamente en punta de vía, pero apenas por unos meses, ya que el lunes 1º de mayo de 1911 los trenes pasaron hasta sus destino final en Buenos Aires. La cuestión es que a partir de 1910 Ombú quedó definitivamente establecido y ahora 100 años han pasado y el país grande que se soñó a partir del ferrocarril, se ha achicado, pero el espíritu ha quedado y es por ello que nos aprestamos a celebrar.

viernes, 8 de enero de 2010

Ombú se prepara para festejar su centenario

Un grupo de vecinos y ex vecinos se halla en la tarea de formar una comisión para determinar los detalles organizativos de la fiesta prevista para octubre o noviembre venidero
Por muchas razones 1910 fue un año emblemático para la Argentina, principalmente porque se cumplieron los primeros 100 años desde que en Plaza de la Victoria, un asonada cívico militar acabó con el Virreinato del Río de la Plata y porque en ancas de ese aniversario surgieron muchas cosas que marcaron a la Argentina moderna. Cada una de ellas tuvo su importancia, para la zona o el lugar que sirvió.
Para cubrir el período presidencial que iba desde 1904 a 1910 fue electo presidente Manuel Quintana, pero falleció antes de finalizar su mandato en 1906 y le tocó a su vicepresidente José Figueroa Alcorta terminar su mandato y fue en este presidente, el que firmó los decretos que posibilitaron que por el distrito de Coronel Suárez pasen dos nuevas vías férreas, ya que se construyeron el Rosario Puerto Belgrano y la línea que va de Recalde a Saavedra que pasa por Huanguelén.
El trazado Ferrocarril Sud dio luz a 9 estaciones y dos años más tarde una décima Huanguelén, que no estaba prevista. El hecho de esas estaciones, Ombú, se apresta a celebrar sus cien años de vida, con un acto a realizarse en octubre o noviembre venidero, para lo cual un grupo de vecinos, encabezados por Felix Meiller, nativo de ese lugar, se encuentran organizando los festejos y dándole forma a una comisión de festejos.
Si bien aún es prematuro aventurar fechas y modos de celebración se puede consignar que la idea es reunir a vecinos, ex vecinos y residentes de esa pequeña estación y su zona de influencia en torno a una gran comilona, cuyo producto habrá de ser donado a la Cooperadora de la Escuela Nº 22 Almirante Brown que en la actualidad alberga a más de 30 alumnos, que son atendidos por tres maestras y un grupo de profesores de diversas especialidades.
Ombú se encuentra en un punto prácticamente equidistante de Pasman y Huanguelén y supo en los albores del siglo pasado tener una intensa actividad, producida al influjo del movimiento ferroviario, mucho más que el de la actualidad.
Es por ello que Don Federico Cook quien donó las tierras de su propiedad, para que pasen las vías y se erija la estación; construyó justo frente a la estación tres edificios. Uno destinado a la molienda de cereales para su cabaña adosada a las oficinas administrativas, un almacén de ramos generales y una carnicería. Con el tiempo fueron desapareciendo la carnicería y el almacén, pero aún están en pie la estación, la casa administración con su gran galpón, la escuela que llegó unos 20 años más tarde y un puesto de la estancia El Ombú. La estación no funciona más y su casa principal es habitada por un inquilino y sus terrenos alquilados a Ferroexpreso Pampeano por un productor le sirve de pastoreo a sus animales. En tanto que otras dos edificaciones ferroviarias, las conocidas como la casa del cambista y de la cuadrilla permanecen deshabitadas desde hace muchos años.
El hecho de que haya una escuela creada por los vecinos de la estación, ha hecho que los sentimientos de pertenencia y amor al terruño se mantengan vigentes en mucha gente, que tuvo la oportunidad de habitar en algún campo de las inmediaciones, asistir a la escuela o mandar a sus hijos a aprender sus primeras letras.
Cabe recordar que cuando el ferrocarril funcionaba en plenitud, por Ombú pasaban trenes de pasajeros que depositaban a quienes decidían abordarlo, en Plaza Constitución o Bahía Blanca por sólo citar dos extremos de la línea. Además circulaban trenes de cargas generales, operativos cerealeros, trenes jaula con animales para los mercados concentradores de Liniers y Avellaneda y en verano pasaban trenes fruteros con manzanas, peras, ciruelas etc. cosechadas en el valle del Río Negro y con destino al puerto de Buenos Aires.
En la estación se acopiaban en sus tres grandes galpones las bolsas de cereales, las que habitualmente excedían la capacidad instalada, por lo que se hacían los denominados pilotes al aire libre, los que luego eran tapados con techos provisorios, para ponerlas a resguardo de las inclemencias del tiempo, hasta que llegaba el momento de cargarlos en vagones con destino a los puertos de exportación o los molinos harineros locales.
Todo este movimiento de productos y personas le daba vida al lugar, el almacén El Caburé se veía colmado de parroquianos que podían comprar sus vituallas o algunos insumos para el campo, tales como alambres, tornillos, hasta molinos, o simplemente mitigar el cansancio del viaje, el frío o el calor bebiendo una copa, o acaso retirando la correspondencia que llegaba en tren con destino a la estafeta que funcionaba en El Caburé.
Toda esta historia es la que se pretende recordar con esta celebración y los organizadores de la fiesta, desean por ello llegar hasta todas las personas por cuya vida haya pasado Ombú, para sumarse a la convocatoria festiva, aportando ideas, material histórico, o simplemente ganas de trabajar. Quien se interese en la propuesta puede llamar al teléfono 02926 15410653.