viernes, 25 de enero de 2008

¿Que son 40 años en un reencuentro?

Si se reflexiona acerca del tiempo transcurrido siempre serán muchas las conjeturas que se puedan realizar sobre su paso. El tiempo puede desdoblarse en un tiempo humano y un tiempo absoluto, este último tan inasible como incomprensible en su dimensión y acaso sirva para entenderlo mínimamente el tratar de desglosar los tiempos que han sido vividos por cada persona en particular, mucho más cortos, pero al cabo más significativos. Por ello en este caso se puede comenzar a pensar en una cifra y decir al azar, o tal vez intencionadamente; 40 años. ¿Qué son 40 años?. Una primera respuesta podría decir que es tiempo transcurrido en el cual hubieron otros tantos veranos, otoños, inviernos y primaveras. También se puede decir que aquel que tenía 20 años hoy tiene 60, que aquel que tenía trece tiene 53. Un tiempo suficiente como para que la mujer pase de la fértil adolescencia, a la infertilidad provocada por ese inexorable reloj biológico. Pero esto no es más que una conjetura, una forma de tratar de mensurar algo, que en otros aspectos no tiene tiempos ni sabe de distancias, ni tampoco se explica con cálculos matemáticos, y menos aun tiene en el idioma hablado en el mundo, una palabra que lo defina, ni que lo pueda abarcar. Ello es la emoción, que lleva a la alegría seguida de lágrimas, que se manifiesta en abrazos, en miradas, en la necesidad de palpar al otro, en ver en los rasgos curtidos por el tiempo, a la persona que se dejo tiempo atrás y que no se la volvió a ver, nada menos que durante 40 años. Nora, era esa chiquilina que un día dejé de ver y nunca más supe de ella, a pesar de que muchas veces me pregunté por su destino y su vida, pero nada había podido averiguar y ella también tuvo sus dudas y curiosidades por saber de mi, hasta que al fin un día, casi sin quererlo, supe de su vida, por lo que al fin pude pasarle el frío número de un teléfono, a través de una amiga. ¡Sorpresa! Un día pude escuchar del otro lado una vos desconocida que reclamaba conocerme. Después de algunos minutos de tartamudeos y explicaciones a medias, al fin me hizo entender que ella era la persona que buscaba desde hace años. Habían pasado exactamente 39 años del último encuentro, con ella y sus sobrinas, que hacía muy poco habían tenido la desgracia de perder a su madre de solo 26 años. Paso un año más desde aquella llamada y al fin un viaje posibilitó el encuentro que se había mantenido latente desde hacía tantos años. El lobby de un hotel y mi señora fueron los testigos de ese abrazo interminable y de esas lágrimas que a pesar de nuestros intentos humedecieron y los ojos de ella y míos. Entonces uno se vuelve a preguntar, ¿Qué son 40 años en un sentimiento?. Qué son 40 años en una ausencia?. ¿Que son 40 años en un reencuentro?. Las respuestas habría que buscarlas en el viento, en el sol, en la luna, en la tierra, en la calle, en el río, en el agua, en el vino …, porque en las palabras no hay qué lo defina. Lo concreto es que esos sentimientos de niños inocentes, han pasado indemnes por el tamiz del tiempo y aún hoy, pasados ya varios días de aquel abrazo, la emoción sigue estando en la piel y en el corazón y la promesa de un nuevo encuentro, es acaso el mejor premio que la vida que no alejó, nos pudo dar.