jueves, 29 de noviembre de 2012

La lluvia

La lluvia ha sido siempre fuente de inspiración de poetas, de enamorados, de deprimidos, de borrachos, de gente feliz, de agricultores, pintores, de jubilados, de… en rigor de todos los habitantes de la tierra. Es decir no pasa desapercibida nunca ni para aquel que esta feliz por su caída, ni aquel que había planeado un día al sol, ni siquiera para aquel que le es indiferente.
Para mi, es siempre motivo para alegría, no importa que la deba soportar en el medio de la nada, al abrigo de mi casa, o debajo de las sábanas trenzado en una danza sexual y motivadora.
La lluvia es vida, es amor, es salud, es belleza. Mucho me molestaba en mis épocas de tambero, porque las vacas y su carga, no soportan que no se las alivie. Uno tal vez mojado irremediablemente haya estado malhumorado, pero las vacas  son felices de que uno cumpla con  ellas y eso al cabo es motivo de regocijo.
Es sorprendente si uno analiza los títulos de cientos de poesías, o de letras de canciones de la más diversa índole en los que se menciona la lluvia, como motivo central o inspirador. Vaya como ejemplo el tango Garúa, Caen gotas de lluvia sobre mi cabeza, Has visto la lluvia caer alguna vez, Siempre llueve en el Sur de California, Caminando bajo la lluvia… y la lista es interminable.
Es por eso que hoy que escucho la lluvia caer, oigo como hacen sonar una chimenea de lata, como si las gotas se hicieran cómplices de mi alegría y me agradeciesen tocando una desafinada melodía, me siento feliz.
No se si vale escribir esto después de que tanto se ha dicho y hablado de la lluvia, de las inundaciones y de las sequías… La lluvia está aquí para que la veamos, para que la bebamos, para que la disfrutemos y con cada nueva gota, sabemos que el compromiso de la naturaleza para con nuestra vida, no está roto. Siempre que tengamos agua para beber, tendremos vida.

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